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sábado, septiembre 7, 2024

No caer en el círculo vicioso del odio

Hamás no es el verdadero problema, antes de que Hamás llegara al poder Israel ya oprimía a los palestinos, se expandía más allá de sus fronteras y bombardeaba a Gaza.
En Cisjordania no gobierna Hamás, sin embargo, Israel también oprime, se expande, ocupa y bombardea esa región de Palestina.

Siguiendo la lógica de los bombardeos israelíes hace más de medio siglo, en Gaza habría un miembro de Hamás por cada familia.

Se pretende reducir el problema en Hamás, pero Hamás solo fue una reacción a un problema de fondo que si no se soluciona se seguirá alimentando este círculo vicioso de violencia y odio, se seguirá radicalizando el conflicto y continuará cada vez peor el diente por diente. Y mientras eso, se sigue destruyendo a Palestina poco a poco, para transformarla en un Estado fallido, bombardeando hospitales, escuelas, bancos, destruyendo edificios residenciales y barrios enteros, dificultando el reconocimiento internacional, impidiendo que ese pueblo levante la cabeza.

No hay que ser muy listo para darse cuenta del interés expansionista de Israel, lo dicen objetivamente los mapas si se ordenan cronológicamente. Las ocupaciones de territorios palestinos son reales, esto no es una opinión, son declaradas ilegales por la ONU, y esas ocupaciones aumentan año tras año, tampoco es una opinión. Hay un interés expansionista real que está generando tensión entre esos dos pueblos, y provocando estos conflictos y que a la vez sirven como combustible para más destrucción, opresión y expansionismo.

Nos quieren hacer creer que musulmanes y judíos son enemigos, cuando no lo son. Antes del plan de partición de 1947, Palestina era un lugar donde las tres principales religiones monoteístas, el islam, el judaísmo y el cristianismo, convivían y coexistían.

Como opinión personal, una solución podría haber sido constituir un Estado plurinacional, e internacionalmente neutro, en toda Palestina, en donde las 3 religiones continuaran coexistiendo, ese Estado habría reconocido la diversidad del territorio y habría proporcionado un marco legal para la convivencia pacífica de las tres religiones. Ese camino habría honrado mucho a esta llamada «tierra santa» y habría sido un gran ejemplo para el mundo de convivencia entre las 3 religiones más importantes de occidente y oriente medio. Sin embargo, creo que hoy ya no es posible una solución así, y el camino más próximo para la paz es el reconocimiento pleno de dos Estados, uno israelí y otro palestino.

El único camino que no se debe tomar, es el camino superficial del prejuicio, y por consecuencia el del odio. Hay grandes intereses geopolíticos en esa región, y los medios de comunicación desgraciadamente no son ajenos a esos intereses. Se han destruido naciones enteras con palabras fáciles como «terroristas», «comunistas», «dictadura», «judío», «barbaros», «salvajes», «nazis», «fascistas», etc.

Los gobiernos y la propaganda han justificado el racismo frente a las masas utilizando estas palabras; se ha validado la conquista y opresión de pueblos originarios en África y América deshumanizando sus habitantes, porque desde el momento en que tratamos al otro como un animal, o como una raza inferior, lo deslegitimamos como sujeto de derecho, y la posibilidad para la empatía, el diálogo y la resolución pacífica del conflicto se rompe. Al final, los que sufren son los pueblos, gente común e inocente, que nada tienen que ver con el actual tablero maquiavélico de la geopolítica.

No caer en el círculo vicioso del odio, no seguir brindándole combustible al aparato depende de nosotros. Ellos se alimentan de tu odio y de tu miedo, eso los legitima, y por eso lo fomentan. En palabras de Facundo Cabral: “Depende de cada uno, apartarse de esa destrucción, de ese suicidio colectivo y trabajar en favor de la vida. Algún día serán tantos los que se hagan a un lado, que no va haber con quien hacer la guerra”.

Por: Jhonatan

@sufragio

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