En la exposición individual debut de Alia Ahmad en los Estados Unidos, “ من الحلم .. . روضة (A meadow… from a dream) ”, a la vista en Kohn Gallery en Los Ángeles hasta el 14 de enero de 2023, un caleidoscopio de color invoca una sensación de magnetismo. Nacida en la capital de Arabia Saudita, Riyadh, que se encuentra en una meseta desértica en el centro del país, Ahmad se inspira en el diverso paisaje urbano de su hogar para sus cuadros a gran escala.
Entretejiendo en su pintura abstracta las conversaciones que había tenido con amigos y familiares en su estudio, Ahmad imagina un nuevo tipo de paisaje, uno incrustado con un sentido de comunidad. Al crear un ámbito introspectivo, Ahmad se convierte en un conducto para que las narrativas se muevan a través de ella y sobre el lienzo, documentando el tiempo y el espacio comunitario. Sus recuerdos se entrelazan con los de sus seres queridos y se convierten en el material, el tejido social de su obra. En Kohn, “من الحلم .. . روضة (A meadow…from a dream)” es un hilo conductor que conecta a Riyadh con Los Ángeles.
El medio de los textiles es relevante para la práctica de Ahmad no solo metafóricamente, sino también visualmente evocado a través de pequeños gestos, marcas y gotas de pintura. A veces, las marcas dispersas parecen acentos y glifos en árabe que se asemejan al nombre del artista; otras veces, siluetas humanas, como se ve en Hameel – Morning Rain (2022). La composición de In time, a bloom (2022), por ejemplo, se construye alrededor de una forma grande, ondulante, parecida a un recipiente, a partir de la cual Ahmad construye el espacio vertical y horizontalmente. La pintura se abre y se despliega en líneas negras que actúan como plataformas a través de las cuales nosotros, como espectadores, podemos imaginar un punto de vista que revela paisajes ocultos más allá de lo que se ve.
Simultáneamente haciendo referencia a las tradiciones ancestrales mientras inventa las propias, el trabajo de Ahmad se aleja de la representación única y se adentra en un espacio más intuitivo, abierto y animado. Vemos esto en las distintas opacidades de la pintura, o la falta de ella, aplicada a sus superficies de lino, como si Ahmad estuviera construyendo la ciudad capa por capa. Al igual que Riyadh, su obra está viva, en constante construcción, en constante cambio, transformación y respiración.