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sábado, septiembre 7, 2024

El poder de las palabras

Las palabras tienen poder, nos ayudan a conectar con las personas, a designar y dar forma a lo que nos rodea. Sin embargo, no podemos olvidar tampoco el papel de ese diálogo interno, y de la necesidad de cuidar de esas palabras que nos decimos a nosotros mismos.

Nuestras palabras tienen el poder de crear y el poder de destruir. El mejor ejemplo de esto lo podemos apreciar en una amistad o una relación. Cualquier palabra fuera de lugar o que pueda generar algún tipo de malentendido, quizás provoque la ruptura de ese vínculo.

En definitiva, las palabras trascienden a sus creadores. Tienen vida propia para crecer, expandirse, aumentar su prestigio y/o su precio; aunque también pueden caer en desuso, descredito o valor. Mas tengamos todos cuidado con los magos, los manipuladores, los sofistas y los estrategas de la comunicación. En fin, todos aquellos que trabajan la palabra con una intención perversa de condicionarnos.

Simbolismo en palabras.

Del latínsymbŏlum, y este del griego σύμβoλoν, el símbolo es la forma de exteriorizar un pensamiento o idea, así como el signo o medio de expresión al que se atribuye un significado convencional y en cuya génesis se encuentra la semejanza, real o imaginada, con lo significado. Aristóteles afirmaba que no se piensa sin imágenes, y simbólica es la ciencia, constituyendo ambas las más evidentes manifestaciones de la inteligencia.

Respecto a las tres ‘zonas de emergencia’ hay dos que denotan una significación especial, las que tiene que ver con la imaginación poética y fenomenología de la religión, en esta última se anuncia un componente esencial en la investigación de Ricoeur: el lenguaje. El símbolo en la fenomenología de la religión está ligado a los ritos y a los mitos que constituyen el lenguaje de lo sagrado, los símbolos no se presentan como valores de expresión inmediata sino que están inscritos en el universo del discurso donde adquieren realidad simbólica, es entonces, por medio del lenguaje, y concretamente de la palabra, que la expresividad cósmica de la fenomenología de la religión se puede expresar.

Así mismo, en la imaginación poética, que comprende la importancia de la imagen como vehículo o pretexto para dar fuerza verbal a la expresión, se imponen el lenguaje y palabra como medios para poder decir al símbolo. En este sentido, entendemos que es por medio del lenguaje que el símbolo puede hacerse real, entendiendo posibilidad de realización no realidad material, sino realidad expresiva.

Hace falta siempre una palabra para retomar el mundo y hacer que se vuelva hierofanía; del mismo modo el soñante en su sueño privado está cerrado a todos, no comienza a instruirnos sino cuando cuenta su sueño. Entonces es el poeta el que nos muestra el nacimiento del verbo tal como estaba enterrado en los enigmas del cosmos y la psique (…) Mostrar el símbolo en el momento en que la poesía pone al lenguaje en estado de emergencia—Ricoeur, P.

Las Palabras de la Imagen

Más que fragmentos