En esta serie de reflexiones, se explora la tensión entre el peso del pasado y la urgencia del ahora, recordándonos que la vida no es un ensayo, sino una escena irrepetible. Y si alguna vez te encuentras esperando en una fila, descansando en el sofá y/o esperando el transporte que te llevara a tu casa, es el momento perfecto para sumergirte en estos pensamientos que te invitan a repensar lo que significa estar vivo.
«El inconsciente es el discurso del Otro
«El inconsciente es el discurso del Otro. Este discurso del otro no es el discurso del otro abstracto, del otro en la díada, de mi correspondiente, ni siquiera simplemente de mi esclavo: es el discurso del circuito en el cual estoy integrado. Soy uno de sus eslabones. Es el discurso de mi padre, por ejemplo, en tanto que mi padre ha cometido faltas que estoy absolutamente condenado a reproducir: lo que se llama súper-ego. Estoy condenado a reproducirlas porque es preciso que retome el discurso que él me legó, no simplemente porque soy su hijo, sino porque la cadena del discurso no es cosa que alguien pueda detener, y yo estoy precisamente encargado de transmitirlo en su forma aberrante a algún otro.»
Por: *Jacques Lacan Seminario II /El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica
Hay que habitar el cuerpo, sentir cómo el aire entra y sale sin prisa
«No basta con estar aquí. Hay que habitar el cuerpo, sentir cómo el aire entra y sale sin prisa, notar el sabor del pan antes de tragarlo, entregarse al sueño como quien cruza un umbral hacia otro mundo y no solo hace una pausa. Vivir no es moverse de un día a otro, no es llenar calendarios ni coleccionar fechas. Es reír sin medir el volumen, llorar sin pedir permiso, enojarse sin miedo a parecer frágil. Es abrazar el frío, tocar la lluvia con las manos desnudas, mirar el cielo sin esperar respuestas. La vida no es un ensayo ni un borrador, no hay segundas versiones. Un día, sin previo aviso, el telón caerá, y entonces desearás haber pronunciado todas tus líneas, haber sentido cada escena con el corazón ardiendo. Porque la muerte no avisa, pero la vida sí, a cada segundo. Y aún así, a veces olvidamos escucharla.»
Por: Francisco J. Zárate
El sol tiene sólo un día. Debes vivir este día de una buena manera
«Los navajo enseñan a sus hijos que cada mañana, cuando sale el sol, es un sol completamente nuevo. Nace cada mañana, vive durante la duración de un día, y por la noche pasa, para nunca volver. Tan pronto como los niños son lo suficientemente mayores para entender, los adultos los sacan al amanecer y dicen: «El sol tiene sólo un día. Debes vivir este día de una buena manera, para que el sol no haya desperdiciado tiempo precioso. Reconocer la preciosidad de cada día es una buena manera de vivir, una buena manera de reconectar con nuestra alegría básica.
Por: Pema Chödrön