Imagina abrir un libro de historia y escuchar solo una voz: la del héroe, el rey, el conquistador. Todo parece girar alrededor de ellos. Pero… ¿y los que cargaron las piedras? ¿Los que cocinaban para los ejércitos? ¿Los que murieron sin nombre pero construyeron imperios?
Bertolt Brecht, con su mirada aguda y su verbo filoso, nos invita a mirar más allá del mármol de los monumentos y de las páginas oficiales. Su poesía no busca respuestas cómodas, sino preguntas necesarias. Desentierra la historia que no se cuenta: la del pueblo, la del esfuerzo anónimo, la del silencio que sostiene las glorias ajenas. Leerlo es como prender una linterna en la oscuridad de los relatos tradicionales: incomoda, sí, pero revela.
A continuación, una pieza que no sólo sacude la memoria, sino que exige otra manera de mirar el pasado… y el presente.
Preguntas de un Obrero que Lee
«¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas?
En los libros se mencionan los nombres de los reyes.
¿Acaso los reyes acarrearon las piedras?
Y Babilonia, tantas veces destruida,
¿quién las construyó otras tantas?
¿En qué casas de Lima, la resplandeciente de oro, vivían los albañiles?
¿A dónde fueron los constructores la noche que terminaron la muralla China?
Roma la magna está llena de arcos del triunfo
¿A quién vencieron los Césares?
Bizancio, la loada,
¿acaso solo tenía palacios para sus habitantes?
Hasta en la legendaria Atlántida, la noche que fue devorada por el mar,
los que se ahogaban clamaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India,
¿él solo?
César venció a los galos;
¿no lo acompañaba siquiera un cocinero?
Felipe de España lloró cuando se hundió su flota,
¿nadie más lloraría?
Federico Segundo venció en la Guerra de los Siete años, ¿quién más venció?
Cada página una victoria.
¿Quién guisó el banquete del triunfo?
Cada década un gran personaje.
¿Quién pagaba las deudas?
Tantos informes,
tantas preguntas».
Por: Bertol Brecht