En un mundo vasto y en constante movimiento, donde las grandes almas encuentran su alimento, brillan aquellas con corazones gigantes, a pesar de sus manos, pequeñas y elegantes.
Con cada paso, el mundo se transforma, sus sueños y anhelos se vuelven norma, en cada gesto, amor y explosión florecen, y con sus manos, milagros acontecen.
Aunque el tamaño no defina su poder, en cada acto, su grandeza se puede ver, pues con sus manos, construyen un mejor lugar, donde la esperanza nunca deja de brillar.
En cada abrazo, alivian penas y dolores, con sus manos pequeñas, cosechan amores, no importa el desafío que se les presente, siempre encontrarán una forma diferente para entregar su amor.
Son las grandes almas con manos diminutas, que en cada esfuerzo, viven sus vidas resolutas, porque entienden que no se trata de tamaño, sino de la pasión que ponen en cada camino.
Somos grandes almas con pequeñas manos, creando un mundo lleno de sueños profanos, aspirando a lo imposible con valentía, y con nuestras manos, alcanzaremos la utopía del sueño anhelado.