Se ha tornado habitual encontrar entre las noticias del día o de la semana una vandalización a una obra de arte importante. En general, son grupos ecológicos que encuentran en este método una forma de visibilizar sus reclamos. La lista de obras atacadas es larga y con el correr de los días se hace cada vez más grande. Muchas veces estos activistas logran instalar un tema, una pregunta, un mensaje, pero la mayoría de las veces se diluye en la espectacularidad del “atentado”.
El último ataque ocurrió ayer. Un hombre se acerca a La joven de la perla, una de las obras maestras del pintor neerlandés Johannes Vermeer realizada entre 1665 y 1667. Apoya su cabeza sobre el cuadro, parece dibujarla con un marcador. Luego otro hombre se acerca (en la remera lleva escrito el nombre del grupo ecológico: Just Stop Oil) y le tira salsa, pero lo hace sobre la cabeza de su compañero. Se sacan fotos, dicen unas palabras.
Ocurrió en el Museo Mauritshuis de La Haya, donde se encuentra esta obra también conocida como Muchacha con turbante. Según informó Reuters, la policía holandesa arrestó a tres personas en un museo y no se extendió con detalles. La obra de Vermeer muestra a un tronie, nombre que se daba en Holanda en el siglo XVII a los retratos que no buscaban ser identificables. La importancia estaba en la expresión. Los pintores producían estos cuadros para demostrar su pericia.